Una no nace aprendida, pero si logra desaprender en el camino la urgencia de denunciar las violencias patriarcales
Por: Karla Lara/ cantora feminista
Crecí en una familia con privilegios, siempre había comida en abundancia, rosas que mi mamá cultivaba, cosas bonitas en la casa, dormí bien en una buena cama, había música, libros, poca televisión, mucha familia y juegos de mesa, y también jugábamos chiminicuarta, cuerda, muñecas y hacíamos representaciones teatrales donde el guión era el clásico de la telenovela mexicana de la mujer a la que le robaban el hijo recién nacido y deambulaba como loca en la casa, exclamando “mi hijo, devuélvanme a mi hijo” que era un peluche de oso color café, que finalmente recuperaba.