viernes, marzo 29, 2024
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¡Cuidado con estigmatizar los contagiados con el coronavirus (covid-19)!

Por: Rodolfo Cortés Calderón

Desde hace varias décadas o siglos, la comunidad científica en un afán antihumano, antiético y nada profesional, viene elaborando formas sobre cómo acabar con la humanidad, sea por diferencias racistas y étnicas, posición geoestratégica, saqueos territoriales de bienes o para favorecer su voracidad capitalista imperial, propia de la indolencia supremacista, racista o nazista donde los empobrecidos estorban y hoy inmoralmente llaman los descartados.

Sobre las armas de la guerra biológica o bacteriológica, BBC Mundo escribió hace varios años: “Las armas biológicas son organismos vivos adaptados militarmente para causar enfermedades en humanos, animales o plantas. Tienden a ser agentes hechos de organismos altamente contagiosos. Quienes los producen cuentan con la habilidad que estos gérmenes poseen para reproducirse y alcanzar un impacto potencialmente devastador en el blanco escogido”

Dentro de esta diabólica creación, los agentes patológicos pueden ser bacterias, hongos o virus y estos se pueden diseminar a través del aire, el agua, los suelos o a través de armas de largo alcance, como misiles o bombas.

Entre las enfermedades que se supone han sido creadas en laboratorios para este fin están el ántrax, la fiebre amarilla, el VIH, el Ébola, entre otras. Incluso hay científicos que señalan además que algunas vacunas han sido creadas con propósitos genocidas.

En ninguno de los casos esta aberración sicopática es aceptable.

EL VIH-SIDA

La historia del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, VIH-SIDA, AIDS en inglés, es de larga data, algunos estudiosos la ubican desde el siglo XIX y mucha tinta se ha gastado sobre este tema que en cierto momento fue catalogada como la PANDEMIA DEL SIGLO XX.  Originalmente se señaló a la comunidad homosexual de su aparecimiento y reproducción, pero el mayor contagio se dio a través de poblaciones heterosexuales, particularmente en África, El Caribe y Asia.

Los años 80s fueron tiempos muy duros porque los portadores del virus, hombres o mujeres, eran rechazados o excluidos por la sociedad; a los niños no se les permitía asistir a escuelas y a los jóvenes se les trataba de mantener incomunicados. Muchas personas murieron más por el desprecio y la discriminación.

Hoy día aún, los portadores se cuentan por millones en todo el mundo, pero la discriminación y estigmatización ha disminuido.

Nadie sabe con exactitud cuántas personas murieron por este virus, pero si se sabe de varios millones y hoy todavía su cura total está en ciernes o limitados los retrovirales a ciertos sectores oligarcas.

El CORONAVIRUS

 “El nuevo coronavirus, primero llamado 2019-nCoV y ahora rebautizado con el nombre SARS-CoV2 (el virus) y COVID-19 (la enfermedad), pertenece a la familia de los coronavirus, llamados así por una especie de picos en la superficie del virus que asemejan una corona. La gran mayoría de los coronavirus descritos se han aislado de aves o mamíferos, especialmente murciélagos.

El SARS-CoV2 se llama así porque tiene una secuencia genética muy parecida a la del SARS, otro coronavirus que apareció por primera (y única vez) en el 2002 y causó una pandemia con más de 8.000 personas infectadas y 800 muertes. Otro coronavirus que causa enfermedad grave en humanos es el MERS-CoV, que se identificó por primera vez en el 2012 en el medio oriente y está asociado con camellos.

¿Cómo surgió?

Los primeros casos humanos se asocian con un mercado de animales silvestres en la ciudad de Wuhan. El contacto cercano entre animales (incluido el humano) que normalmente no conviven en la naturaleza puede favorecer el que un virus adquiera la capacidad de saltar de un huésped a otro (en este caso de algún animal aún no identificado al humano) y transmitirse en seguida entre personas. En el caso del nuevo coronavirus, análisis recientes sugieren que podría haber saltado de murciélagos a pangolinos, y de ahí a los humanos.” (Fuente isglobal.org)

LOS EXTREMOS DEL FANATISMO

El fanatismo desde todo punto de vista es cruel e inhumano, sea entronizado en la religión, la política, el deporte, racismo y género. ¡Lo detestamos y rechazamos!

Con relación al COVID 19 también se ha dado. Veamos dos casos: uno desgraciadamente y con vergüenza lo decimos sucedió en Tegucigalpa, HONDURAS, donde una señora de 52 años proveniente de TAIWÁN fue declarada sospechosa de portar este virus. Las autoridades, incapaces e incompetentes, sin seguir los protocolos pertinentes, la detuvieron y los medios y redes amarillistas que abundan en este país, empezaron a despotricar contra ella al extremo de haberse hecho viral en las “redes” lo pronunciado por un fanático de que ¡HABÍA QUE MATARLA!

Otro caso similar, reportado por RT Noticias hace unas horas, se dio en la Provincia de Pohava, UCRANIA, donde un autobús que transportaba algunas personas provenientes de Huwan, CHINA, fueron atacadas con piedras por temor al CORONAVIRUS.

CONCLUSIONES

·        Muchos de estos fanáticos que se rasgan las vestiduras diezmando o levantando los brazos en las iglesias de toda calaña, se les olvida el trato amoroso que dio JESÚS a los leprosos de su tiempo.

·        Es una inmoralidad y falto de ética juzgar y discriminar una población por su nacionalidad, color, raza, religión, etnia, género, ideología o condición social al sufrir un ataque de alguna enfermedad contagiosa.

·        Se responsabiliza de su creación y aparecimiento a un laboratorio chino donde algunos científicos médicos de varios países relacionados con corporaciones farmacéuticas pudieron crear este monstro.

·        Si es cierto que este mal apareció por primera vez en Wuhan, CHINA, hoy día más de medio centenar de países tienen algún nivel de contagio.

·        Consideramos que las medidas profilácticas y el cierre de las fronteras por algunos gobiernos y estados es correcta para prevenir la difusión del virus, pero no podemos caer en la paranoia discriminatoria o en el escándalo.

·        Nos imaginamos qué pasaría en las miserables economías de los países del triángulo norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) si tuviéramos un fulminante ataque mortal como lo ha vivido la REPÚBLICA POPULAR DE CHINA con el COVID-19, donde hasta hoy ya han muerto más de 2,300 personas y contagiados más de 78,000 personas. Quizá ya hubiera muerto la mitad de la población con sus poblaciones tan frágiles de eficientes servicios médicos, no porque no hayan profesionales médicos competentes, sino por la escasez de nosocomios, el desabastecimiento de los hospitales de medicinas especializadas y debido a los altos niveles de corrupción de estos tres estados y gobiernos.

·        En estos álgidos momentos es cuando la solidaridad y la cordura de las iglesias, las organizaciones humanitarias, principalmente de derechos humanos, organismos internacionales de salud y los gobiernos sensibilizados deben jugar un papel de concientización e identificación con los estigmatizados y descartados.

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