sábado, marzo 23, 2024
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Yoreños en tinieblas, ocho días sin luz eléctrica

Yoro, Honduras (Conexihon).-, Hace 26 años, justamente en el año de 1994, llegó la electricidad por primera vez al municipio de Victoria en el departamento de Yoro. Desde ese entonces, la “luz” se convirtió en un aliado para sus pobladores.

Desde ese año, pese a la inestabilidad y el mal servicio de energía eléctrica prestado en la zona, la población en Victoria depende mucho de la electricidad para poder realizar las actividades diarias en la mayoría de los hogares, oficinas y negocios.

La electricidad es de vital importancia, puesto que con ella viene el desarrollo de la persona, tareas tan básicas como: iluminación, refrigeración de alimentos y el uso de algunos equipos, facilitan el diario vivir.

Tras el paso de las tormentas tropicales ETA y IOTA que impactaron tierras hondureñas del 04 al 13 de noviembre, se afectaron las vías de comunicación terrestres por la crecida de ríos y quebradas, mismas que ocasionaron derrumbes, inundaciones y deslaves.

Varias zonas del país han reportado daños en el servicio eléctrico.

Uno de esos sectores afectados por la falta de electricidad es el municipio de Victoria con una población según el Instituto Nacional de Estadística (INE) de 31,168 habitantes, quienes desde el lunes 16 de noviembre se encuentran sin el servicio eléctrico que proporciona Energía Eléctrica de Honduras (EEH).

“Un apagón que ha durado ocho días sin luz, que nos ha provocado pérdidas económicas incalculables, pues hemos perdido toda la comida que necesita ser refrigerada y procesada, hablamos de todo un pueblo y por donde lo veamos este apagón solo perdidas nos está dejando y lo peor es que ni siquiera sabemos cuánto más podrá durar”, dijo a Conexihon.hn un residente del municipio.

Promesas, promesas y más promesas

“Dicen que hoy viene…pero ya ajustamos nueve días sin luz, nueve días complicados sin comunicación pues las cargas de los celulares hace mucho dejaron de funcionar y por eso se dejó de presionar a los de la energía eléctrica para que nos solventaran el problema”, denunció un poblador de la comunidad de las Vegas, Victoria.

De acuerdo con la circular publicada por la EEH, en la zona que cubre cuatro municipios del departamento de Yoro (El Progreso, Morazán, el Negrito y Victoria), para el lunes 23 de noviembre solamente 1,751 clientes se encontraban sin el servicio de energía eléctrica.

Del total de habitantes del municipio de Victoria que muestra el INE, el 100 por ciento cuenta con energía eléctrica.

El sector energía eléctrica en Honduras fue manejado por las municipalidades hasta 1957, cuando se creó la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), encargada totalmente de la generación y distribución del fluido eléctrico en el país.  

En el año 2016, Honduras mediante licitación internacional entrego operaciones para la operación y mantenimiento del servicio eléctrico a la Empresa Energía Honduras (EEH), un consorcio integrado por compañías del sector eléctrico, con presencia en Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, México, y Guatemala.

Honduras, sin importar la baja internacional en el precio del petróleo o la producción de energía renovable en el país, cuenta con una de las tarifas más altas en el precio del servicio eléctrico.

En medio de la crisis por la pandemia del COVID-19, la EEH anuncio que, tras una evaluación, la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (CREE) se determinó establecer un aumento a la tarifa promedio de energía aplicable entre el 1 de octubre el 31 de diciembre de 2020.

Salud

La energía eléctrica ha afectado directamente el derecho humano a la salud de los habitantes de Victoria, en el marco de la pandemia por COVID-19 que llegó a Honduras desde el mes de marzo de 2020.

Centros hospitalarios públicos y privados, ya no pueden sostener la crítica situación en consecuencia de la falta de electricidad que complica la tarea primar la atención de pacientes.

Por ejemplo, existen personas con necedades vitales como la asistencia a través de respiradores artificiales, diálisis, pruebas médicas, ecografías, resonancias o radiografías, necesarias para diagnósticos cotidianos incluyendo el COVID-19.

“Mi madre es diabética, ella debe inyectarse dos veces al día con insulina, este medicamento debe permanecer bajo refrigeración para poderlo conservar. Los tres primeros días pudimos comprar hielo, pero ya no pudimos conseguir más hielo, entonces se dañó la insulina que se la dan a mi madre en el Hospital Escuela [Universitario] de Tegucigalpa, cada cuatro meses”, denunció una pobladora de Victoria.

Educación

Tras nueve meses de COVID-19, la educación oficialmente se realiza a través de la virtualización del aprendizaje en cualquiera de los sectores: públicos o privados.

Desde el 12 de marzo, el gobierno de Honduras suspendido las clases presenciales para evitar el contagio del COVID-19 en la población estudiantil, es por ello por lo que la electricidad y el internet son fundamentales para garantizar el acceso a la educación.

Ante a falta de electricidad, los y las estudiantes del municipio de Victoria, no han podido cumplir con sus asignaciones educativas desde el 16 de noviembre de 2020.

“Llevo toda una semana sin saber nada de mis clases en la UNAH, estudio Administración de Empresas de forma presencial en Tegucigalpa, pero el COVID-19 me regreso a mi pueblo, porque las clases son virtuales y era muy costoso para mis padres mantenerme habiendo nada, por eso regrese a apoyar a mi familia en la ganadería y seguir estudiando virtualmente”, detalló un joven de la comunidad de las Vegas.

Alimentación

De acuerdo con la ciencia, uno de los grandes avances que ha alcanzado el ser humano es el desarrollo de técnicas capaces de conservar los alimentos e incluso limpiarlos de patógenos que puedan provocar enfermedades al consumidor final.

“Venimos de una crisis alimentaria por la falta de alimentos producto del COVID-19, que por la cuarentena nos limitó el acceso a ciertos alimentos, seguidamente el ETA y IOTA nos dañó carreteras y nos complicó nuevamente en la alimentación y ahora la energía eléctrica, también nos afecta en la conservación de alimentos y escasez de estos”, identificó un campesino de la zona.

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